
En un ambiente Diferente y con notables ausencias, el Senado de Bolivia llevó a cabo una sesión histórica en la vasta planicie del salar de Uyuni. El encuentro, convocado por el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, tuvo lugar en medio de controversias y críticas por la falta de quórum, dado que sólo 22 de los 36 senadores estuvieron presentes, con 14 legisladores ausentes.

La sesión, iniciada pasadas las 11h00 bajo toldos instalados en la vasta extensión del salar, fue marcada por la justificación de Rodríguez de que no había garantías para sesionar en La Paz debido a las movilizaciones de la Central Obrera Boliviana (COB). Sin embargo, mientras el Senado se reunía en Uyuni, otras comisiones y la Cámara de Diputados continuaban su trabajo en la sede legislativa de La Paz.
La controversia no tardó en surgir cuando se reveló que 13 senadores solicitaron licencia por diferentes razones, sumándose a la senadora Cecilia Requena de Comunidad Ciudadana (CC), quien no pudo llegar a tiempo debido a un percance. Los senadores del Movimiento Al Socialismo (MAS), Ana María Castillo y Félix Ajpi, expresaron su descontento, sugiriendo la publicación de una lista de los legisladores con frecuencia de licencias.
A pesar de las ausencias, la sesión avanzó con la aprobación unánime de varios proyectos clave. El Senado sancionó el proyecto de ley que autoriza la transferencia de 55 hectáreas de tierra del Gobierno Autónomo Municipal de Porco a la Corporación Minera de Bolivia, para la instalación de una planta refinadora de zinc en Potosí. Asimismo, aprobó un préstamo de $223,4 millones de la Corporación Andina de Fomento (CAF) para la construcción de la carretera Uyuni – Hito LX (Tramos 1 al 3), y la abrogación de las leyes 1171 y 337.
En un giro inesperado, el senador Miguel Pérez propuso que los proyectos de declaración camaral, minutas de comunicación y homenajes fueran aprobados en un solo paquete para acelerar el proceso, lo que fue aceptado por la mayoría y permitió concluir la sesión en menos tiempo.
Esta sesión en Uyuni destaca tanto por su inusual localización como por las dificultades logísticas y políticas que enfrentó el Senado, reflejando las tensiones y dinámicas actuales en el panorama legislativo boliviano.