
Los líderes de los BRICS, un grupo de países emergentes que incluye a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, se reunirán el martes en Kazán, Rusia, para una cumbre de alto nivel que marca la primera reunión tras la ampliación del grupo. Este encuentro, que incluye a nuevos miembros como Egipto, Etiopía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos, se lleva a cabo en un contexto de creciente notoriedad para el bloque, que busca desafiar el orden mundial dominado por Estados Unidos y Europa Occidental.
Durante la cumbre, se discutirán temas cruciales sobre la unidad del grupo, que a pesar de sus diferencias profundas, se unifica en el objetivo de cambiar la dinámica del poder global. Los BRICS representan más del 35% de la producción económica mundial y buscan presentar un frente cohesionado ante lo que consideran un orden internacional desequilibrado. Sin embargo, las tensiones entre algunos miembros, como las disputas sobre recursos y el alineamiento geopolítico, resaltan la complejidad del bloque.
Un aspecto fundamental de esta cumbre será la consideración de un nuevo enfoque para la cooperación entre los miembros, que podría incluir una categoría de socios no plenos. A medida que más países muestran interés en unirse, se plantea la posibilidad de que los BRICS se conviertan en un actor aún más relevante en la política internacional. Este proceso de expansión no está exento de retos, ya que algunos estados, como Argentina, han declinado participar tras cambios internos.
La cumbre también se enmarca en el intento del bloque por reducir la dependencia del dólar estadounidense, una aspiración que podría permitir a sus miembros evitar las sanciones occidentales. Aunque el camino hacia una nueva moneda alternativa sigue siendo incierto, los BRICS buscan fortalecer sus lazos y crear una red más sólida que respalde sus intereses comunes, al tiempo que cada miembro navega por sus propias relaciones bilaterales con potencias globales como Estados Unidos y China.