
En una conversación reservada, el general Juan José Zúñiga reveló a sus camaradas su ambición política: “Yo no voy a ser como William Kaliman que agarró el poder y lo pasó. Yo voy a agarrar y voy a ser Presidente”. Así lo detalló el excomandante de la Policía Militar, coronel Raúl Barbery, quien brindó una declaración ampliatoria a ERBOL sobre una reunión convocada por Zúñiga en abril o mayo en la residencia del entonces Comandante del Ejército en la zona Irpavi, La Paz. Durante este encuentro, Zúñiga presentó tres escenarios potenciales de convulsión social, todos relacionados con la inhabilitación de Evo Morales y la posible renuncia del presidente Luis Arce.
El evento, que no fue registrado formalmente, se llevó a cabo en un ambiente informal. Algunos asistentes llegaron en ropa casual, lo que subraya la naturaleza discreta de la reunión. Zúñiga expuso su estrategia y manifestó con claridad la necesidad de estar preparados para asumir el poder, revelando su visión para el futuro político del país. El mayor Leonel Sanjinés, jefe de Inteligencia del Ejército y cercano a Zúñiga, fue responsable del análisis prospectivo presentado en ese encuentro. Sin embargo, Sanjinés percibió que Zúñiga aspiraba a un proyecto más ambicioso, incluyendo la creación de un partido político liderado por militares.
En el período previo a la asonada del 26 de junio, el mayor Sanjinés, considerado la “mano derecha” de Zúñiga, manifestaba en círculos del Estado Mayor y en eventos sociales su expectativa de convertirse en Ministro de Gobierno. El mayor Miguel Iriarte confirmó que Sanjinés expresó públicamente su certeza de alcanzar este cargo, y su cercanía con Zúñiga le permitió acceder al despacho del Comandante sin las formalidades habituales. Este nivel de confianza y las afirmaciones de Sanjinés reflejan el grado de influencia y ambición que caracterizaba la relación entre ambos militares.