
Por Diego Gugliemone
Evo Morales, el líder cocalero y ex presidente de Bolivia, enfrenta serias denuncias de abuso sexual mientras su antiguo protegido y actual mandatario del país, Luis Arce, toma el control tanto del gobierno como del partido político Movimiento al Socialismo (MAS). Morales, quien asumió la presidencia en 2006 y lideró reformas sociales y económicas profundas, hoy está envuelto en una crisis política y personal que lo mantiene alejado de la toma de decisiones.
Durante su mandato, Morales impulsó transformaciones que redujeron la pobreza del 60 % al 36 %, posicionando a Bolivia como un ejemplo de inclusión social y desarrollo económico. Sin embargo, en los últimos años, su intento fallido de reformar la Constitución para mantenerse en el poder lo llevó a una crisis política que desembocó en denuncias de fraude electoral y su eventual exilio en Argentina.
El control del MAS ahora recae en Luis Arce, quien ha marcado distancia con Morales desde su llegada a la presidencia. La relación entre ambos ha sido tensa, especialmente por la disputa interna por el liderazgo del partido y el futuro político de Bolivia, donde las elecciones presidenciales del 2025 se perfilan como un punto crítico en la estabilidad del país.
Mientras Morales enfrenta acusaciones legales que lo señalan por presuntos abusos sexuales, Arce continúa consolidando su gobierno, construyendo una base política propia. Morales, por su parte, insiste en que las denuncias forman parte de una campaña de desprestigio en su contra, lo que añade más incertidumbre al panorama político boliviano.