
El Frente Para la Victoria (FPV), partido con el que Evo Morales busca postularse a las elecciones generales tras perder el control del MAS-IPSP, carga con un historial de irregularidades. Álex Contreras, exmilitante del FPV, denunció que esta sigla no se presta, sino que se alquila por una “buena cantidad de dólares” y que, en realidad, responde a los intereses de un “clan familiar” que hace negocios con su personería jurídica.

Pese a que el FPV está bajo la lupa del Tribunal Supremo Electoral (TSE) por incumplimientos internos, Morales selló un acuerdo con su presidente, Eliseo Rodríguez, lo que le valió el reproche de militantes del MAS, quienes lo tildaron de “alta traición”. Además, esta organización ya ha sido denunciada en el pasado por plagiar planes de gobierno y cobrar por candidaturas, consolidando su fama de partido de alquiler.
El FPV prácticamente no tiene militancia y es controlado por la familia Rodríguez Calle, la misma que en 2020 fue acusada de presentar como propio un programa copiado de un partido peruano. Estas denuncias suman dudas sobre la apuesta electoral de Morales, quien ahora se aferra a una sigla con antecedentes de fraude y oportunismo político.